martes, 18 de agosto de 2015

El Tejo,símbolo de inmortalidad


Hemos olvidado que, al igual que los samurais, los guerreros que no habían estado a la altura de su misión y cuyo honro quedaba puesto en duda (o simplemente para defender a muerte sus creencias y convicciones) se daban muerte empalándose en sus espadas plantadas en el suelo, bajo el tejo sagrado, consagrado al reino de los muertos, puesto que para los celtas el tejo era un símbolo de inmortalidad.

Tal vez por el hecho de que los antiguos bárbaros de Europa utilizaban la madera del tejo para fabricar sus escudos, se le atribuyeron virtudes protectoras contra la muerte. Los romanos, a los celtas del noroeste de Francia, de Bretaña e Irlanda les llamaron eburovices, es decir, los combatientes del tejo. Los actuales habitantes de la ciudad de Évreux, Normandía, aún reciben este nombre.


Según la mitología celta, Hu-Ar-Bras, el primer druida y más tarde, su discípulo Mog-Ruith, consultaban el oráculo y los dioses con una rueda de tejo, considerada la rueda de los renacimientos, de los destinos humanos y del fin de los tiempos. Pero en la Edad Media, de la noción de inmortalidad que los celtas atribuyeron al tejo sólo se conservaba su papel de árbol funerario. Así pues, entonces nunca debíamos sentarnos o dormirnos bajo un tejo, a riesgo de contraer una enfermedad mortal o de que el sueño eterno se apoderase de nosotros.

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